Hincha cobresalino: para todos los partidos de cobresal de local tienes una cita en estadio el cobre. No hay ni puede haber excusas válidas para no asistir a tu estadio.Tienes una cita y como hombre o mujer, de honor, debes estar en los graderíos del estadio . No hay excusa, no hay disculpa que valga. Estar en el estadio es una obligación moral, es un deber que aceptas cuando adoptas la camiseta albinaranja del equipo como tu sello, como tu insignia. No hay vueltas que darle, no hay salida, no hay nada que pueda ser más importante.
Antes de salir para el estadio, prepárate física y emocionalmente: vístete de Albinaranja y grita con una gran convicción: Aguante cobresal! Haz una oración y pídele a tu Dios que le acompañe a tu equipo, que le regale un poco de suerte y fortuna porque sin ellas ni el mejor equipo del mundo puede salir adelante.
Cuando llegues al estadio lleva contigo todas las energías positivas que tienes y entrégaselas a quienes te representan dentro de la cancha. Recibe al equipo con papel picado, con música, con alegría, con un gran entusiasmo y con la fe que los jugadores van a dejar todo en la cancha. Pero también recibe al equipo contrario con gritos, con silbidos y cantos para que sepa que esta es nuestra casa y que aquí no se permite llevarse nada, ni un punto, que no salir goleados es la única esperanza que pueden tener.
Ese jugador que se enfunda la gloriosa camiseta de tu equipo es tu hijo, tu amigo, tu hermano. A ese gladiador uniformado con tus colores favoritos trátalo con cariño, con afecto, pero también demanda de él la entrega, la garra, el coraje; exígele que salga con la camiseta bañada en sudor pero también con el corazón lleno de fervor y agradecimiento.A ese joven muchacho que deja sus piernas y su alma en la cancha respétalo pero también exígele que respete a su institución, a sus compañeros, a la historia del equipo, a la camiseta que tiene el grande honor de vestir, al fútbol porque es la hermosa profesión que ha elegido seguir, pero sobre todo que honre y dignifique al hincha, a ese hombre o mujer, joven o viejo, acomodado o pobre, que hace su sacrificio semana a semana en las boleterías del estadio, a ese hombre o mujer que es el patrimonio más grande de la institución: a ti, hincha cobresalino, dueño y señor del Idolo del Pueblo.
Tu voz en el estadio es tu personalidad. Grita, sí, grita con pasión, con ganas, con coraje, grita cada gol, grita cada jugada de peligro, grita cada error arbitral, grita a gusto, grita hasta el cansancio. Que se te rompa la garganta cada semana: tienes siete días para recuperarla y volver a gritar con rabia, con furia el siguiente domingo que salta a la cancha tu equipo.
Canta en el estadio, sí, lleva la música de tu alma a la cancha, canta con alegría con gusto, con convicción: esas canciones son tu identidad, son la sangre de tus venas, son tu vida que viaja con el viento y llega todos los rincones del país para dejar un testimonio más de que en La Caldera el hincha del Idolo está disfrutando de su espectáculo favorito.
El hombre o mujer que se sienta a tu lado en la galeria o en la tribuna es tu mejor amigo, tu hermano, tu pariente cercano. Trátalo como como tal, con respecto, con dignidad, con el cariño que se merece aquel que comparte contigo esa pasión infinita que significa ser hincha del Idolo del Pueblo.
El Estadio, hincha Legionario, es tu segundo hogar, y a tu hogar lo valoras, lo respetas y lo adornas con el Albinaranja de tu camiseta y tu bandera cada domingo que juega el equipo.
El estadio, es tu casa, y a tu casa llevas a tu pareja, a tus hijos, a tus amigos y vecinos, y les muestras orgulloso lo que tienes, lo que has construido con años de lealtad y de apoyo absoluto a tu equipo. A tu hogar lo respetas pero lo haces respetar y lo mantienes limpio y presentable.